Tarta Dinosaurio T-rex

Soy psicóloga de profesión pero paleontóloga de corazón. No recuerdo exactamente cuándo empezó mi afición por esta ciencia de desenterrar fósiles pero, aún a día de hoy, me sigue fascinando. Desde que comencé el bachillerato y tuve que empezar a elegir mi futuro profesional busqué la manera de poder estudiar paleontología. Pero por desgracia, en España esta disciplina no existe como tal, por lo que para estudiarla tenía que salir del país. Y como podréis intuir nunca llegué a realizar dicho viaje.

Años después, mi sobrino parece haber heredado mi pasión por los dinosaurios. Tiene una colección considerable de éstos en varios tamaños y texturas, sin embargo, a él los que más le gustan son los grandes y con muchos colmillos. Por eso, para su cuarto cumpleaños decidí regalarle una tarta dinosaurio.


¡Le encantó en cuanto la vio! Y la verdad es que a mi también me encantó cuando la terminé. Podría haber sido mi tarta de cumpleaños 😉

En un principio la idea era que la tarta tuviera forma de dinosaurio, pero tenía que aguantar el viaje de Pozoblanco a Jerez (en tren), por lo que descarté dicha idea al momento. Sin embargo, la tarta debía llevar un dinosaurio, y uno bien grande, así que me decanté por realizar uno de cereales y esponjitas y forrarlo de fondant.



Pensad que el plato sobre el que descansaba la tarta era de 25x25 cm, por lo que el dinosaurio era considerablemente grande. Intenté que tuviera la boca abierta pero la mandíbula superior insistía en caer sobre la inferior por lo que al final tuvo que llevar la boca cerrada. Lo único que lamento es que nunca podréis ver la magnífica lengua que el dinosaurio poseía. Y es que, como era una tarta para niñ@s, no quería llenarla de palos o alambres que se pudiesen tragar. Da igual las veces que avises a l@s niñ@s sobre si una cosa se puede comer o no, que pasaran de ti y de tus advertencias y se comerán hasta el plato.

Pero también hay más detalles en la tarta aparte del dinosaurio. Aquí os dejo una foto de la parte superior de la tarta donde podéis ver la flor jurásica y otra del cartel con el nombre de mi sobrino.



Utilizar las letras de la película de Parque Jurásico para el nombre me pareció muy buena idea y el resultado así lo demuestra ¿no? Sin olvidar la silueta del dinosaurio sobre el cartel. Y la flor, a pesar de ser un detalle de última hora, también queda muy bien en el conjunto. Es venenosa para los dinosaurios, aunque comestible para las personas (sobre todo para l@s niñ@s).

Y si pensáis en una canción que acompañe a esta tarta seguro que os viene a la cabeza la banda sonora de Jurassic Park. He intentado buscar otra canción (para no caer en el tópico) para acompañar a esta tarta, pero he encontrado en Youtube un vídeo de una orquesta tocando en directo la canción principal de ésta famosa película y no he podido resistirme. ¡A mi me encanta! No puedo imaginar mejor melodía para acompañar a mi dinosaurio de esponjitas y cereales.

No hemos reparado en gastos.

3 comentarios:

  1. Gua...gua,guau. Los distintos tonos de la piel, las patitas, los dientes son impresionantes. Además, si sumamos esta maravillosa melodía que me hace recordar un tiempo muy feliz ya tienes la clave para conquistarme. ¡Qué recuerdos! una de mis pelis favoritas, parece que fué ayer cuando fui a verla al cine por primera vez (y por segunda... :-) ) Enhorabuena por otro éxito de la factoría En clave de Azúcar.

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  2. ¡Qué cacho pajarita tiene el director de la orquesta!

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  3. La verdad es que tenía muchísimas ganas de hacer una tarta con un dinosaurio y mi sobrino me ha dado la oportunidad :) Fue un trabajazo, pero mereció la pena (por el resultado y por la cara de Miguel cuando la vio) :)

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